Xena y Fénix eran dos hermanas, casi gemelas, de una pequeña colonia alrededor del santuario, a las que apenas podías acercarte. Un día encontramos a Fénix gritando pidiendo ayuda, casi sin caminar. No sabemos lo que le ocurrió, pero pese a toda la ayuda que le brindamos no consiguió salvarse. A partir de ese momento Xena confió en nosotras y estuvo unos meses viviendo dentro de la casa para recuperarse, ya que se encontraba bastante débil. Leyla, su hija más pequeña, pasó ese tiempo con ella, ya que tenía apenas 1 mes de vida.