Euclide fue rescatado de una casa donde vivía en condiciones muy precarias: en un espacio muy reducido, sobre un suelo de cemento lleno de sus propios excrementos y casi sin comida. Compartía ese espacio con otros gallos y gallinas. Una de esas gallinas era Lina, que también vino a vivir al santuario, fué su inseparable compañera hasta que falleció de cáncer debido a la puesta de huevos.
Euclide es el gallo más grande e imponente que vive en el santuario. Convive con un grupo de gallinas, cuidándolas y compartir con ellas la comida, disfruta buscando algo que le encante de entre lo que le llevamos y llamarlas para darles su tesoro.